Estoy en un eterno silencio, los días pasan y no obtengo respuestas. Un beso, una mirada, un toque de pasión que me sube a otro nivel de perdición. Licores, amigos y cigarrillos me convierten en una apasionada por la música. Un movimiento que te atraiga a mí, el humo espeso que sale de mi boca, que pertenece a la naturaleza, el que me destruye pero no forma parte de mí.
Espero sentada en la esquina de mi sendero, te espero a ti, a ti que no existes; subo la mirada y veo mi juventud, el dinero, las salidas, escucho la música que explota mis oídos, solo me falta el corazón lleno de felicidad para morir, pero para que la felicidad si no existe.
Prefiero pintar mi piel con besos, con manos llenas de deseo y nombres de mi pasado, que a la vez se desvanecen con la llegada de la música, la nota musical que toca mis sentidos, siento mi cabello golpeando mis hombros con cada 1, 2 ,3, con cada golpe de desilusión, en la espera de otro momento de perdición olvido estas líneas con un buen trago, un te amo y un sencillo adiós.
Johana Sepúlveda, 2005
Espero sentada en la esquina de mi sendero, te espero a ti, a ti que no existes; subo la mirada y veo mi juventud, el dinero, las salidas, escucho la música que explota mis oídos, solo me falta el corazón lleno de felicidad para morir, pero para que la felicidad si no existe.
Prefiero pintar mi piel con besos, con manos llenas de deseo y nombres de mi pasado, que a la vez se desvanecen con la llegada de la música, la nota musical que toca mis sentidos, siento mi cabello golpeando mis hombros con cada 1, 2 ,3, con cada golpe de desilusión, en la espera de otro momento de perdición olvido estas líneas con un buen trago, un te amo y un sencillo adiós.
Johana Sepúlveda, 2005
No hay comentarios:
Publicar un comentario