Mi erotismo

Quizás tu cuerpo sea una perdición cuando me encuentro contigo, quizás sea como una lluvia fría en una noche calurosa, quizás sea como un una quemada de esa luz ardiente de los días de verano.

Dime, acaso cuando me tocas y besas por los pechos, no notas mi lenguaje... Mi cuerpo y mi boca te dicen ven, siénteme, agárrame, desnúdame lentamente para poder concebir tus manos sobre mí piel acariciando cada zona de mi cuerpo, apretándome para sentirme tuya, trastornándome la mente hasta llegar a la locura, perdiéndome con tus besos, arrebatándote la ropa para quitarte esa poca timidez que te queda.

Ahora me acerco a ti lentamente, asiento mis pechos en tu pecho y mis razones para enloquecerte muy cerca de ti. Quiero que me tomes con fuerza me sujetes el cabello, me dobles desviándome de tu frente, me observes y tu mente vuele con ínfulas de creatividad en la cual yo me convierta en tu experiencia y tú seas mi fantasía prohibida.

Quizás quieras decirme algo, pero tu determinación no te lo permite, ambicionas hacerme tuya, y sé que lo piensas, tu mirada me obliga a morderte el labio fuertemente, para que sepas que pretendo más, que quiero sentirte unido a mí, a mis sentidos, a mi piel, a mi sensualidad implacable que te conecta en la competencia por ganarle a tus impulsos, para que no te traicionen cuando el momento aun no ha acabado.

Escucho en silencio tu respiración, que me riza el cabello, hasta frunce mis labios y me hace vociferar al viento lo clemente que eres conmigo cuando deslizas tu frenesí sobre mis adentros, desnudando mi alma ante tus ojos ansiosos, que esperan que contorsione mi cuerpo para saber que he sido tuya.

Me encuentro desnivelada, nada tiene sentido, mi mente está en blanco, todo pasa tan rápido hasta que logro tocar el nirvana con la punta de mis dedos y lo veo, lo siento, es la pérdida total, donde te enseño mi verdadero rostro, te enseño el semblante del placer, te enseño mi erotismo.

Johana Sepúlveda, 2005